Lograr filmar una película, con todo lo que conlleva, es un logro. Y tener el producto terminado es un alivio y una satisfacción para todo el equipo involucrado en la realización de la misma. Sin embargo, luego de eso viene lo que podría ser la parte más decisiva en el ciclo de vida de una película: hacer que el resultado de ese esfuerzo colectivo llegue al público.
Aquí es donde inicia el rol de las distribuidoras. Las distribuidoras son el puente entre los productores y el público y representan un factor importante en el éxito de cualquier pieza audiovisual.
La función de las distribuidoras va más allá de colocar las cintas entre los diferentes exhibidores. Luego de comprar los derechos de exhibición de las películas, muchas veces las compañías distribuidoras deben diseñar un plan de mercadeo y/o comunicación para cada producción, teniendo en cuenta determinados factores; Algunas, en comunicación constante con los estudios, sugieren las mejores fechas para los estrenos según los diferentes países, el tipo de película, y el tipo de público al que va dirigida, y a esto se suma el trabajo de convencer a los exhibidores de que la cantidad de copias y los cines donde las colocan son los más adecuados para las expectativas de taquilla de un filme en particular.
El mínimo error en el plan de distribución de un filme puede significar la diferencia entre el éxito o el fracaso del mismo.
Aun después del estreno de una película, las distribuidoras continúan trabajando, ya que deben darle seguimiento a cada proyección, reportar resultados a los exhibidores, idear estrategias para mantener el interés por la película en el público semana tras semana, así como retirar o reubicar las cintas que no estén cumpliendo con las expectativas.
Por todo lo anterior, las distribuidoras juegan un papel importante en el desarrollo de cualquier industria cinematográfica. El trabajo que realizan estas empresas requiere de experiencia, de un gran conocimiento del cine, como arte y como negocio, y de los gustos del público.
En los últimos años ha habido un incremento en la producción de películas dominicanas, las cuales se distribuyen con éxito dentro del país, pero pocas, o casi ninguna de esas películas logra exhibirse en el exterior, ya que la naciente industria local se ha enfocado más en la realización, sin darle a la distribución la importancia que requiere.
Recientemente, películas dominicanas han tenido presencia en prestigiosos mercados de cine internacionales, como el caso de Código Paz y María Montez, en el American Film Market celebrado este mes en California, con la finalidad de captar compañías distribuidoras que se interesen en llevarlas a otros mercados. Aun así, sería conveniente que los esfuerzos por proyectar estos filmes procedan de dentro de la propia industria dominicana.
De esta manera, surgiría un nuevo sector dentro de la industria local, la cual podría beneficiarse de las diferentes funciones que asumen las compañías distribuidoras, como dar a conocer el trabajo en otras latitudes, a públicos diferentes, generando mayores niveles de exigencia para los trabajos audiovisuales, y atrayendo oportunidades para los cineastas y la filmografía nacional.
Por: Marthaloidys Guerrero