Johnnié Mercedes es, tal vez, uno de los artistas más prolíficos y completos del país. En sus más de 20 años de carrera ha actuado en innumerables películas y obras teatrales, destacándose además como director teatral. Está casado con la actriz Clara Luz Solano, y tienen tres hijas que ya comienzan a descollar también en el medio artístico. El 2015 fue un año fructífero para Johnnié en el teatro, ya que la obra A 2.50 el Cuba Libre, la cual dirigió,  no solo se repuso exitosamente en el Bar del Teatro Nacional, sino que fue llevada a Nueva York. Y además interpretó el personaje de Bolo Francisco en la laureada obra del mismo nombre de la autoría de Reynaldo Disla, dirigido por Claudio Rivera en una producción para celebrar el 69 aniversario de la Compañía Nacional de Teatro, de la cual forma parte. El 2016 promete ser un año igual de exitoso, aunque esta vez en el 7mo. arte, donde se estrena en un papel principal.

En esta ocasión el actor nos cuenta sobre sus orígenes como artista y su primer protagónico en Y A Dios Que Me Perdone, la quinta película del director dominicano Ángel Muñiz, un drama sobre una familia de un barrio marginal, en la que a la madre le da leucemia, y el padre, que apenas gana un sueldo mínimo, tiene que pedirle perdón a Dios porque el va a hacer lo que tenga que hacer para salvarle la vida a su mujer.

¿Cuándo descubriste que querías dedicarte al arte?

 Fue desde muy temprana edad, solo que yo creía que iba a ser al canto porque en mi infancia yo era el cantante del colegio, en todas las actividades. Yo estudié la primaria en un colegio de monjas en La Romana y un 12 de octubre estando yo en segundo de primaria, con unos 8 o 9 años, temblando, porque era muy tímido, subí al escenario y canté una canción de Pedrito Fernández. Me gustó el cancito y como yo entonaba y todo el mundo me aplaudió seguí cantando y me convertí en el artista del colegio.

¿Cómo terminaste enfocándote y formándote en la actuación?

 Cuando yo tenía 12 o 13 años empiezo a decirle a mi papa que quería estudiar actuación. En ese entonces vivíamos en Haina y el me trajo a Santo Domingo a enseñarme donde quedaba Bellas Artes. Fui a una audición donde éramos como 300 muchachos y no califiqué. Fue muy frustrante para mí y llegué  a mi casa muy mal, porque yo entendía que para poder ser artista después de adulto tenías que empezar desde pequeño. Pero unos meses después, por medio de una vecina  me entero de que en el Ateneo Dominicano impartían un curso de teatro y me inscribí ahí. Mi primer profesor creo que se llamó Elvis Solano. Luego de ese taller algunos de los alumnos nos fuimos con él a un taller en Casa de Teatro, pero después de un tiempo él se fue a Estados Unidos y ahí fue cuando descubrí una escuela, que todavía existe, de un peruano que se llama Carlos Mercado, que es la Escuela Internacional de Arte Escénico. Me inscribí los domingos a hacer una actuación más dirigida a lo audiovisual. Esa escuela llevaba figuras del medio para hablarnos de sus orígenes en el arte. Un día llevaron a Ángel Mejía, que es un gran actor y teatrista dominicano y en aquel entonces era el director de la Escuela Nacional de Arte Dramático de Bellas Artes, y dije: ¨Este es mi chance¨. Cuando terminó la charla me le acerqué, junto a dos compañeros que hoy en día son actores, Gisela Nolasco y Gilberto Hernández y le dijimos que queríamos entrar en Bellas Artes. En esa época había un método de admisión en el que tu te pre-inscribías y tomabas clases durante un mes dos días a la semana para que los profesores te evaluaran, pero como en ese momento ya ese ciclo iba por la última semana, y el nos había visto en algunos ejercicios, nos dijo que nos podía inscribir con la condición de que prometiéramos que no nos íbamos a retirar y que íbamos a completar los 4 años. Nosotros aceptamos y, en aquel momento, con clases en Bellas Artes de lunes a sábado, yo en 4 años de clases solo falté una vez. Me gradué de Bellas Artes, luego hice una especialidad en Teatro Callejero en Casa Las Américas en La Habana Cuba, y desde entonces he estado en una preparación siempre constante.

Te hemos visto en películas en papeles relevantes, y con más de 20 años de carrera ahora tienes tu primer protagónico de la mano de Ángel Muñiz en Y a Dios Que Me Perdone. ¿Qué tipo de historia es?

  La película es un drama urbano, un llamado al amor familiar, a la conciencia, a los valores, y a la reflexión; es una crítica muy fuerte al sistema, al ciudadano común, un llamado a la prensa, a los sistemas de salud, educación, político, al sistema de seguridad; un llamado a todo el mundo a que despierte y mire lo que está pasando. Trata sobre el cáncer, la corrupción, la delincuencia, y todo lo que nos afecta como ciudadanos de esta época, de este siglo, de este país y de América Latina. Es una película de denuncia social con un alto nivel artístico, desde mi punto de vista.

Y compartes el protagónico con tu esposa…

 Sí, mira, con Ángel Muñiz hacía tiempo que había un coqueteo interesante; el conoce mi trabajo y yo el de él, y habíamos compartido en eventos y él me decía siempre: ¨ ¿Cuándo es?¨, y yo le decía en broma: ¨ Yo soy un actor demasiado malo que no merezco que tu ni siquiera me pongas de extra¨. Pero todos sabemos que Ángel  se toma un tiempo bastante largo para madurar sus proyectos. Para Y a Dios Que Me Perdone, su proyecto no. 5, llamó a Clara, mi esposa, a quien conocía debido a que en su película Perico Ripiao trabajaron juntos y a él le gustó mucho su interpretación y quedó con el deseo de volver a trabajar con ella. Entonces la llama para que sea su personaje principal femenino en este proyecto. Luego me llamó a mí, pero tenía la disyuntiva de que no sabía si ponerme un personaje muy interesante que tiene la historia o asignarme el principal. Yo le dije ¨eso depende de ti¨. Entonces me dio a leer el guion y me dice que definitivamente el personaje principal es que voy a hacer. Digo, ¨bueno, yo tengo los guantes puestos, vamos a darle¨.

En esta película, además de tu esposa, también participan tus tres hijas, Akuharella, de 11 años, Rría, que tiene 10 años,  y Gaia de 6 años…

   Efectivamente. Hay un personaje infantil  muy importante en la historia. Ángel había visto el trabajo de Akuharella en diferentes cortometrajes, y quiso contratarla. Yo pensaba que era un personaje muy fuerte, porque en un momento el personaje tiene que pelarse la cabeza, quitarse todo el pelo, y mi hija tenía su cabello largo, mucho más abajo de la cintura. Pero Clara y yo aceptamos, aunque al final la decisión tenía que venir de la niña. Le entregamos el guion, y para no predisponerla no le dijimos que nosotros dos íbamos a estar en la película. Ella lo leyó y al darse cuenta de que tendría que cortarse el pelo dijo que lo iba a pensar. Yo, que en el fondo no quería que ella aceptara, estaba convencido de que iba a decir que no. Pero al otro día me dijo que si, que lo iba a hacer, porque la historia era muy linda. Y me compró con eso. Las dos niñas más pequeñas hacen de hijas de un personaje que interpreta el actor Jean Jean, pero esos son personajes muy sencillitos, casi de extras.

¿Cómo fue compartir el set con toda tu familia?

  Fue emocionante, chévere, pero a mí me causó mucho stress. Sobre todo en el caso de Akuharella. Con Clara menos porque es una actriz experimentada, pero uno nunca deja de velar por la seguridad de su familia. Y a pesar de tener un director que es fabuloso, yo antes de que dijeran ¨acción¨ siempre estaba pendiente con la niña de cualquier detalle, de recordarle las cosas; stress que además me adjudicaba yo solo porque ella muchas veces tenia mayor dominio que yo.

Toribio es el nombre de tu personaje en Y a Dios Que Me Perdone. ¿Cómo es Toribio y como es Johnnié?

 Mira, yo, Johnnié, soy muy protector, y tengo que serlo porque la sociedad le ha dado ese trabajo al hombre. En mi casa soy el único varón y soy muy dado a proteger no solamente a mi familia y amigos sino a todo lo que tengo cerca. Voy en contra de los abusos, no me gustan los maltratos, y mi familia y mi clase y mi gremio artístico, que es mi familia también, el que se mete con ellos se mete conmigo, pero no soy una persona buscapleitos. Si Toribio se parece a mí en algo, es en lo amoroso; Toribio es un personaje que ama. Pero Toribio es un individuo normal. Yo no quise, y el director y yo estuvimos muy de acuerdo en eso, trabajar un personaje que fuera tan bueno que llegara a lo idiota ni tan malo que llegara al tipo que nada le afecta. Toribio se trabajó desde el punto de vista de la vida real: un tipo común y corriente, como cualquier ser humano, que ama a su familia y es capaz de arrancarle la cabeza y acabar con cualquiera que se meta con ella.

¿Por qué Y a Dios Que Me Perdone? ¿Por qué eliges y aceptas participar en esta película?

Tú me preguntas que por qué le dije sí a este proyecto. Y a Dios Que Me Perdone se va a estrenar en abril,  y bajo la idea del artista y director Ángel Muñiz va a llegar, no sé cómo, a todos los dominicanos gratuitamente. Esa es una razón.  Pero además, ¿Cómo decir que no a un proyecto de uno de los directores dominicanos de mayor calidad y trascendencia; a la que es su película no 5 luego de casi 10 años sin dirigir?; ¿Cómo decir que no a un proyecto que va a provocar que la gente reflexione y que piense y que tome conciencia de muchas cosas que están pasando?; ¿Cómo decir que no a un proyecto con un nivel artístico tan elevado y en el que mi familia también está involucrada?  Y sobre todo,  no se le puede decir que no a un proyecto que desde que lo lees, te conmueve hasta la fibra más fina de tu corazón.

Entrevista por: Marthaloidys Guerrero

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