Se retiró hace poco de la dirección para centrarse en las instalaciones artísticas
Agnès Varda, mítica directora de la Nouvelle Vague, ha fallecido a los 90 años, según ha anunciado su familia. La realizadora francesa, pionera del cine feminista, fue homenajeada en la pasada Berlinale con una de las Cámaras de honor de la 69 edición del festival, que proyectó fuera de competición su última película Varda par Agnès, toda una lección de cine. “No soy una leyenda, estoy viva”, afirmó entonces la entrañable realizadora en el marco de un certamen volcado más que nunca hacia las mujeres cineastas. Varda compareció ante la prensa jugueteando con las gafas de leer entre las manos, vestida con sus habituales tonos lilas y su pelo bicolor, una de sus señas de identidad.
Fue precisamente en Berlín donde anunció que se retiraba de la dirección para dedicarse a las instalaciones artísticas. De la mano del artista visual JR estrenó hace un año el magnífico documental Caras y lugares, una road movie por la Francia rural y profunda en el que se cedía el protagonismo a hombres y mujeres anónimos a los que la cineasta convertía en gigantes. Caras y lugares era además una radiografía de la forma de entender la vida de esta mujer risueña cargada de una energía y un sentido del humor especial.
Varda, que obtuvo un Oscar de honor en 2017, firmó cerca de 40 obras entre documentales, cortometrajes y películas durante su dilatada carrera cinematográfica como Le Pointe Courte (1955), Cleo de 5 a 7(1962), La Felicidad (1965), Sin techo ni ley (1985) y Las playas de Agnès (2008).
Considerada por algunos críticos de cine como la abuela de la Nouvelle Vague, sus trabajos se caracterizaban por un marcado tono realista y social a través de un estilo experimental distintivo.
Nacida en Bruselas el 30 de mayo de 1928, de padre griego y madre francesa, Varda estudió historia del Arte y fue fotógrafa oficial del Teatro Nacional Popular. Su amor por la fotografía la llevó hasta el cine, donde siempre reflejó su interés por los pequeños detalles. Su primera película, La Pointe Courte, surgió del deseo de grabar la pequeña ciudad pesquera francesa de Sète para un amigo con una enfermedad terminal. El filme mostraba una gran influencia del cine de Roberto Rossellini.
Nacionalizada francesa, Agnès fue una mujer polifacética. Además de directora era guionista, profesora, productora, editora y artista plástica.
Pasó por dos matrimonios. Primero con el actor y director teatral y operístico Antoine Boursellier con quien tuvo una hija en 1958, Rosalie Varda, creadora de vestuario y directora artística. Y en 1962 se casó con el director de cine Jacques Demy, con quien estuvo unida hasta su muerte en 1990.
Considerada por algunos críticos de cine como la ‘abuela de la Nouvelle Vague’, sus trabajos se caracterizaban por un marcado tono realista y social
Fuente: https://www.lavanguardia.com