El actor celebra su 40º aniversario en un momento dulce de su carrera
Contaba hace unos meses Leonardo DiCaprio que quiso dedicarse al cine para escapar de su destino más plausible. El actor se crio con su madre en un barrio que, según su propia descripción, parecía sacado de una escena de ‘Taxi Driver’, léase rico en prostitución, crimen y violencia. Había que andarse con ojo, como descubrió al empezar la secundaria en un colegio público tras su paso por la escuela privada. El primer día de clase le zurraron, un detonante que cambiaría su vida. «Tenía 15 años y le dije a mi madre: ‘Quiero ser actor. Por favor, llévame a audiciones’», explicó en una entrevista al ‘LA Times’.
Aquel niñato que empezó en anuncios de chicles ha cumplido 40 años convertido en uno de los mejores actores de su generación. «Fue tan famoso como los Beatles», en palabras de Baz Luhrman, quien lo convirtió en un fenómeno adolescente dándole el papel protagonista en ‘Romeo + Julietta’, y ha sobrevivido para contarlo. «Nadie ha conocido el tipo de fama que Leonardo conoce y es bastante común que la gente se trastorne. Es bastante tóxica, pero, de algún modo, no lo ha sido para él. Ha sido muy bueno a la hora de hacer las elecciones correctas», decía Luhrman, que lo dirigió también en el ‘Gran Gatsby’, en un artículo de ‘Vanity Fair’.
‘Titanic’lo convirtió en un fenómeno de masas, y de aquella época datan sus correrías más notorias por los clubs de Nueva York y Los Angeles armando bronca, rateando con las propinas y comportándose como una estrella malcriada del rock. Su lista de novias es extensa. Ha tenido siempre predilección por las modelos. Desde Gisele Bündchen a Bar Rafaeli pasando por la actual, Tony Garn, modelo de Victoria’s Secret.
Pero a lo largo de su carrera, DiCaprio se ha empeñado en demostrar que es algo más que una cara bonita. Escogió papeles complicados y con relieve, como el discapacitado mental de ‘¿A quién ama Gilbert Grape?’, que le valió la primera de sus cuatro nominaciones al Óscar cuando tenía solo 19 años; el legendario jefe del FBI Edgar Hoover en ‘J. Edgar’, o el bróker de ‘El lobo de Wall Street’. Y quiso trabajar con directores con más personalidad que poder de taquilla, como Woody Allen (‘Celebrity’) y Sam Mendes (‘Revolutionary Road’).
Su círculo
Pese a ser un fetiche de los paparazzi, su vida privada sigue siendo en gran medida una incógnita. Su círculo de amigos, el famoso Pussy Posse (la pandilla de los cobardes o del coño) no ha cambiado demasiado en los últimos 25 años. Se ha rodeado de los niños actores con los que coincidió en sus primeras audiciones, como Tobey Maguire o Kevin Connolly. Y en los últimos años ha hecho del ecologismo su cruzada pública, manifestándose contra el cambio climático y ejerciendo como embajador de la ONU en la lucha contra el calentamiento global.
Pero no ha perdido el gusto por la celebración. El martes pasado, 11 de noviembre, celebró su 40º cumpleaños en la Soho House, un club privado de West Hollywood, rodeado de sus colegas del ‘Pussy Posse’, y tantas modelos que hasta el mismo Hugh Hefner estaría celoso. Según algunas crónicas, las mujeres de la pasarela eran el 80% de los invitados. Al parecer, la fiesta siguió en varios sitios más durante tres días.
Fuente: elperiodico.com