El país ha dado un importante paso con la creación de la ley que incentiva la inversión en producciones cinematográficas. Pero también dará un gran salto cuando se haga realidad el moderno estudio cinematográfico que están instalando los Vicini en Juan Dolio. Sin embargo, queda una importante pregunta en el aire: ¿Y la inversión en talento humano? ¿Dónde está la escuela o academia de formación para directores, editores, guionistas, luminotécnicos, sonidistas? Y, lo más importante: ¿dónde se formarán los actores que requerirá esa industria?
Evidentemente, la promulgación de la ley lo que ha hecho hasta ahora es despertar el apetito de algunos empresarios que ven el cine como una salida airosa al pago de impuestos fiscales, pero no como una estructura para solidificar la plataforma del arte dominicano, la cual, aún, adolece de esa base que fundamenta la comprensión de la imagen como sustancia vital vinculada a la sociedad y a la historia. Por eso dependemos tan groseramente de figuras y figurillas que han adquirido popularidad en la televisión nacional y son utilizadas para vincularlas como protagonistas en más de un 80% de las producciones cinematográficas locales, dando como resultado filmes mediocres que serán olvidados por la historia.
Para salir de este círculo vicioso en un país que, como el nuestro, cuenta como un pequeño mercado de butacas y sólo garantiza el respaldo económico de las taquillas si los protagonistas son figuras cómicas televisivas, respondiendo los guiones a extensiones de comedias de programas de variedades, debe quedar bien claro, que junto con la ley de incentivo debió crearse una escuela o academia de cine y televisión (como la de San Antonio de los Baños, en Cuba, que ha formado a jóvenes latinoamericanos, incluyendo algunos dominicanos, en la teoría y práctica del cine), para posibilitar la explotación de una industria cinematográfica altamente competitiva a nivel internacional y, desde luego, local.
¡Aún estamos a tiempo!
Fuente: Listin Diario
Freddy Ortiz
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