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Según la Oficina del Sheriff del Condado de Marin las autoridades encontraron el cuerpo de Williams dentro de su casa. Dicen que fue hallado sin vida.

Estaba inconsciente y no respira y el forense sospecha de suicidio por asfixia.

Williams fue visto por última vez con vida en su casa a las 10 pm la noche del domingo.

Robin volvió a rehabilitación el mes pasado para centrarse en su sobriedad. Se nos dice que el alcohol era un problema.

Williams tuvo problemas con la cocaína y el abuso del alcohol en los años 80 pero estaba sobrio por 20 años con la excepción de un período en rehabilitación en 2006.

 

Robin Williams, el astro de la comedia ganador del premio Oscar cuyas interpretaciones deslumbraron a las audiencias durante décadas, falleció el lunes aparentemente por suicidio. Tenía 63 años.

Williams fue declarado muerto el lunes en su casa en California, informó la oficina policial del condado Marin, al norte de San Francisco. Una investigación preliminar muestra que la causa del fallecimiento fue suicidio por asfixia, agregó.

“Esta mañana perdí a mi esposo y mi mejor amigo, al tiempo que el mundo perdió a uno de sus artistas más queridos y seres humanos más bellos. Estoy totalmente abatida”, dijo su esposa Susan Schneider.

 “En nombre de la familia de Robin, pedimos que se respete nuestra intimidad durante este tiempo de profundo dolor. Cuando se le recuerde, esperamos que no se concentren en la muerte de Robin sino en los innumerables momentos de alegría y risa que dio a millones”, agregó.

Williams había sufrido ataques recientes de depresión profunda, dijo su representante, Mara Buxbaum.

De su salto a la fama a fines de la década de 1970 como el extraterrestre en la serie televisiva “Mork and Mindy”, a su carrera con monólogos de comedia y películas como “Buenos días, Vietnam”, el bajito Williams de complexión robusta gritaba y despotricaba como si acabara de salir de un encierro en solitario. Gritón, dicharachero, maniático, parodiaba a todo el mundo desde John Wayne a Keith Richards, imitando a un inmigrante ruso con la misma facilidad que a una jauría de perros nazis.

Era una bomba vestido de señora en “Papá por siempre” o como genio en la cinta animada “Aladino”. Curiosamente, ganó su Oscar en un papel dramático, aunque igualmente intenso, como profesor en la película de 1997 “Una mente indomable” (“Good Will Hunting”).

En las entrevistas no era menos intenso. Durante una charla de 1989 con The Associated Press, apenas podía mantenerse sentado en su habitación de hotel o incluso mencionar la película que se supone debía promover, pues en su plática pasaba de la comedia al cosmos con total libertad.

“Se avecina una Era del Hielo”, dijo. “Pero la buena noticia es que habrá daiquirís para todos y que (las bailarinas sobre hielo) Ice Capades estarán por todas partes. La langosta se conservará por al menos 100 años, eso es lo bueno. Las cenas (congeladas) Swanson se conservarán todo un milenio. Lo malo es que la casa básicamente estará en Arkansas”.

Seguir a Williams en el escenario era como tratar de superar la Guerra Civil, dijo alguna vez Billy Crystal. En una entrevista con la AP en 1993, Williams recordó una aparición a principios de su carrera en el programa “Tonight Show”. Johnny Carson era el conductor, y Bob Hope estaba presente.

“Fue interesante”, dijo Williams. “Se suponía que él debía salir antes que yo y yo debía ir después, pero tuve que aparecer antes porque (Hope) llegó tarde. Creo que no estaba complacido. No estaba enojado, pero tampoco complacido”, afirmó.

En 1992, Carson eligió a Williams y a Bette Midler para ser sus últimos invitados.

Al igual que tantos hombres graciosos tenía ambiciones serias, lo que derivó en su Óscar como un terapeuta empático en “Una mente indomable”. También hizo llorar en “Despertares” (“Awakenings”), “La sociedad de los poetas muertos” y “Más allá de los sueños” (“What Dreams May Come”), algo que llevó a que el crítico del periódico New York Times Stephen Holden dijera alguna vez que le daba miedo ver los “ojos arrugados y llorosos y la mueca de Humpty Dumpty” del actor.

Williams ganó tres Globos de Oro por “Buenos días, Vietnam”, “Papá por siempre” y “Pescador de ilusiones”.

Entre sus créditos de cine también destaca “Moscú en Nueva York” (“Moscow on the Hudson”) de Paul Mazursky, en la que compartió créditos con María Conchita Alonso.

El lunes por la tarde la estrella cubano-venezolana recordó a Williams en su cuenta de Twitter:

“@robinwilliams mi compañero de elenco en “Moscow on the Hudson” acaba de morir. Un gran actor, un ser humano increíble, una estrella humilde. Q.E.P.D”, escribió en inglés.

Otras de las cintas de Williams son “Popeye” de Robert Altman (que fracasó en taquilla), “Hook” de Steven Spielberg y “Deconstructing Harry” de Woody Allen. En el escenario Williams compartió el escenario con Steve Martin en la reposición de Broadway de “Esperando a Godot”, presentada en 1988.

Con frecuencia en su vida personal hubo situaciones que no generaban risa. Había reconocido tener problemas en el consumo de drogas y alcohol en las décadas de 1970 y 1980, y fue de las últimas personas en ver con vida a John Belushi antes de que el astro de “Saturday Night Live” muriera de una sobredosis en 1982.

En los últimos años Williams anunció que había vuelto a beber, pero de todas formas bromeó sobre ello en una gira.

“Fui a rehabilitarme al país del vino”, afirmó, “para mantener abiertas mis opciones”.

Williams se casó tres veces: en 1978 con Valerie Velardi y en 1989 con la niñera de su hijo, Marcia Garces, de quien se divorció en 2008. Posteriormente lo hizo con Schneider.

Nacido en Chicago en 1951, Williams recordaba que era un chico tímido que hacía reír a su madre con una imitación de su abuela. Empezó a superar la timidez en la secundaria, donde ingresó al club teatral y luego a la Academia Juilliard.

Creó a Mork en el programa “Happy Days” y le dieron su propia serie, que salió al aire de 1978 a 1982. Regresó frecuentemente a la televisión en programas cómicos, en apariciones especiales en series como “Friends”, y en “American Idol”, donde en 2008 hizo el papel de un “ídolo ruso” que cantó una versión desafinada e incomprensible de “A mi manera”.

Williams era capaz de manejar un libreto, cuando quería, así como de improvisar en cualquier situación. Durante una gira con “Despertares” para la prensa, cuando la directora Penny Marshall dijo por error que la acción tenía lugar en un “hospital menstrual” en lugar de un “hospital mental”, Williams se apresuró a decir que era una “pieza sobre un período”.

Una vez comparó sus presentaciones unipersonales con su ejercicio matutino en el que cruzaba al trote el puente Golden Gate de San Francisco. A veces se inclinaba sobre la baranda, y mientras por un lado tenía miedo, por el otro estaba convencido de que era capaz de volar.

“Uno tiene una voz interior crítica, un impulso interior que dice, ‘vamos puedes hacer más’. Esa es la que te mantiene en movimiento”, dijo Williams. “Tal vez es un demonio, algunos dicen que es una musa. ¡No, no es una musa! ¡Es un demonio! ¡Vamos, hijo de perra! ¡Jajajajajaja! ¡El pequeño demonio!”

Fuente: elnuevoherald.com

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