Uno de los elementos más atrayentes de las películas suelen ser sus héroes. Esos personajes protagonistas de grandes historias, que casi siempre son físicamente atractivos, con historias personales interesantes y que siempre llegan a salvar el día.
Pero la imagen del caballero en brillante armadura no es la única que seduce al público. En muchas producciones, algunas de ellas muy exitosas y populares, es un antihéroe el responsable de hacer que la historia sea más interesante, fresca y cercana al espectador.
El antihéroe es un héroe atípico: suele ser físicamente menos atractivo que el promedio, generalmente de modales toscos y poco delicados; sus motivaciones serán siempre menos nobles que las del héroe, y su ética, su moral y su origen, bastante cuestionables.
Lo que hace al antihéroe tan popular, es que casi siempre su conducta y carácter están justificados por su historia personal: existe mucho dolor en su pasado, pasajes tortuosos y tal vez oscuros, que pueden poner en duda su honestidad e integridad, e incluso su salud mental; es el caso del Batman que interpreta Christian Bale de la mano de Christopher Nolan.
También, como consecuencia de sus vivencias y dolorosas experiencias, el antihéroe vive su vida regido por un código de conducta propio, el cual respeta por sobre todas las cosas, y al que se apega apasionadamente, aun a costa de su reputación, como se puede apreciar en el personaje de Jack Sparrow, de la serie Piratas del Caribe.
Además de todo lo anterior, la complejidad psicológica del antihéroe es el secreto de su éxito. Al desarrollar muchos matices de una misma personalidad, derivados de hechos traumáticos en momentos anteriores de su vida, el antihéroe logra una mejor empatía por parte del espectador.
Y como nadie es 100% bueno ni 100% malo, el personaje imperfecto, con motivaciones dudosas, fiel a su código, que al final termina redimiendo sus acciones, aunque sea inconscientemente, y aun a costa de traicionar sus propias leyes, resulta mucho más atractivo que el típico héroe bonito que persigue salvar al mundo por altruismo.
Entre los antihéroes más destacados del cine podemos mencionar a Robin Hood, representado en la pantalla innumerables veces, es un ladrón que cree que justifica sus acciones al robar dinero a los ricos para dárselo a los pobres; Beatrix Kiddo, La Novia que intenta vengarse de sus antiguos compañeros de escuadrón por intentar asesinarla a ella y matar a su bebe nonato; o Leon, EL Profesional, un asesino a sueldo que salva a una adolescente luego de que toda su familia fuera asesinada por un policía corrupto. Más tarde le enseña los secretos de su ¨profesión¨ mientras la ayuda con su venganza.
Los antihéroes representan el balance en el cine. Como el Yin y el Yang. Si todos los personajes principales fueran galanes o princesas decididos a realizar buenas acciones en favor del prójimo, con el único fin de hacer del mundo un mejor lugar, seguro que muy pronto muchos se aburrirían de ir al cine. La figura del antihéroe proporciona una perspectiva diferente y permite desarrollar recursos de un personaje que de otra forma quedarían ocultos para siempre. Pero sobre todo, el antihéroe humaniza al sujeto que vive la historia, y al hacerlo, nos hace sentir el cine más cercano.
Por: Marthaloidys Guerrero