Uno de los elementos más atrayentes de las películas suelen ser sus héroes. Esos personajes protagonistas de grandes historias, que casi siempre son físicamente atractivos, con historias personales interesantes y que siempre llegan a salvar el día.
Pero la imagen del caballero en brillante armadura no es la única que seduce al público. En muchas producciones, algunas de ellas muy exitosas y populares, es un antihéroe el responsable de hacer que la historia sea más interesante, fresca y cercana al espectador.
El antihéroe es un héroe atípico: suele ser físicamente menos atractivo que el promedio, generalmente de modales toscos y poco delicados; sus motivaciones serán siempre menos nobles que las del héroe, y su ética, su moral y su origen, bastante cuestionables.
Lo que hace al antihéroe tan popular, es que casi siempre su conducta y carácter están justificados por su historia personal: existe mucho dolor en su pasado, pasajes tortuosos y tal vez oscuros, que pueden poner en duda su honestidad e integridad, e incluso su salud mental; es el caso del Batman que interpreta Christian Bale de la mano de Christopher Nolan.