El cine tiene sus encantos. Más allá de las imágenes trae consigo melodías que conforman la banda sonora en la que desearía participar cualquier artista. Es, en gran medida, parte de ese encanto que atrae a numerosos cantantes que dieron el sí a muchos directores para incursionar en el séptimo arte, un recurso muy común en Hollywood y otras industrias, ahora muy de moda en el cine nacional.
Milly Quezada habló maravillas de su satisfactoria experiencia en Yuniol, el celebrado drama de Alfonso Rodríguez que estrenó en el 2007, en el que compartió rodaje con Charytín Goico, Shalim Ortiz y Frank Perozo.
Ese mismo año, el merenguero Eddy Herrera lograba su aparición en Mi novia está de madre, una película protagonizada por Roberto Ángel Salcedo, dirigida por Archie López.
De esta manera, muchos artistas se motivaron en incursionar en un negocio que al año puede mover millones de personas, llegando a un segmento a través del cual complementan su agenda artística. Más que un interés económico -la mayoría de ellos filma películas sin cobrar honorarios- estas figuras inclinan su decisión por convicciones meramente artísticas.
Por eso vimos a un Rafa Rosario ponerse los hábitos de un padre en el drama de Albert Xavier, Hermafrodita (2009) o al merenguero típico Krisspy interpretando a un psíquico en la exitosa comedia Un macho de mujer, que dirigió Alfonso Rodríguez en 2006.