
Técnicamente, y de una manera simple, podríamos definir un cortometraje como una pieza audiovisual con una duración menor a 30 minutos.
Dentro del universo cinematográfico, sin embargo, es la herramienta de enseñanza por excelencia, tanto si el cineasta esta preparándose en una escuela de cine, como si es autodidacta, debido, entre otras razones, a su naturaleza experimental, a que es más barato de financiar que una producción de larga duración y más fácil de realizar, ya que generalmente no necesita un gran despliegue de recursos técnicos para llevarse a cabo.
Pero la importancia del cortometraje como escuela para el cineasta va mucho más allá; por ser un género condensado y un trabajo que no está destinado a obtener ningún retorno económico, a excepción de alguna remuneración como parte de premios de festivales, es un intenso ejercicio de creatividad y disciplina para todos los miembros del equipo, desde el guionista, pasando por los departamentos de producción, vestuario, arte, maquillaje, fotografía, iluminación, el director, los actores, e incluso el equipo de Alimentos & Bebidas, así como todo el crew encargado de la post-producción.