Vienen de Venezuela, México, Bolivia, Chile y España. Tienen experiencia en la actuación, en la realización de cortometrajes o en la dirección de documentales. Decidieron dar el gran paso y dirigir cada uno su primer largometraje de ficción, que tiempo más tarde se convertiría en una de las cinco películas nominadas en la categoría Mejor ópera prima iberoamericana de los IV Premios Platino. Los cuatro directores latinoamericanos dialogaron con LatAm cinema sobre las dificultades para realizar sus primeros grandes trabajos y el cine de sus respectivos países.
“Desde allá”, coproducción entre Factor RH Producciones de Venezuela junto a Malandro Films y Lucía Films de México, cuenta la historia de Armando (interpretado por Alfredo Castro, nominado para el premio a mejor actor), un hombre de mediana edad que experimenta con sus intereses homosexuales pagando a jóvenes para observarlos desnudos, hasta que se empieza a sentir fuertemente atraído por uno de ellos. El filme se llevó el León de Oro del Festival de Venecia en 2015 y tanto sus actores como su director, el venezolano Lorenzo Vigas, han ganado numerosos premios en diversos festivales. En los Platino también aspiran a estatuillas en las categorías para dirección de montaje y de sonido. Vigas había dirigido comerciales y documentales, y hace un tiempo se lanzó a rodar esta historia en un clima político complejo. “‘Desde allá’ se filmó hace un par de años en la ciudad de Caracas. Si bien el país se encontraba en una situación política muy compleja, bajo una gran tensión social, todavía era posible salir a la calle a filmar ficción. Hoy en día hubiera sido imposible realizarla. La ciudad entera es una zona de guerra. Toda esa tensión que se sentía en la calle en ese momento traté de aprovecharla, de que fuera parte de la historia misma. Sabía que jugaría a favor del drama que se desarrolla entre los dos personajes principales, Armando y Elder”, explica Vigas, y agrega que la crisis actual venezolana se nota también en la industria cinematográfica. “Durante muchos años Juan Carlos Lossada hizo un trabajo maravilloso presidiendo el Centro Nacional de Cinematografía (CNAC), manteniéndolo autónomo y alejado de cualquier agenda política. Después de su salida vemos con preocupación la actual situación de esa institución”, opina. La coproducción con México se fue dando de forma natural ya que sus amigos y productores mexicanos Guillermo Arriaga y Michel Franco ya estaban involucrados en el desarrollo del filme.
México también está presente en “La delgada línea amarilla”, producida por Estudios Churubusco Azteca y Springall Pictures. Su guionista y director, el mexicano Celso García, había realizado varios cortometrajes antes de hacer su primer largo, que ya ha estado nominado en más de una treintena de premios internacionales y en los Platino también compite por el premio a mejor guion y dirección de montaje. El filme sigue a un grupo de cinco obreros mientras pintan, durante 15 días, 217 kilómetros de línea divisoria en una carretera, liderados por el solitario Toño (interpretado por Damián Alcázar, también nominado por su actuación). Celso García encuentra un claro paralelismo entre la tarea realizada por sus personajes y su camino para sacar adelante su ópera prima. “Fue un proyecto complicado de realizar. Nunca es fácil filmar una primera película, en ninguna parte del mundo, pero creo que eso es parte del reto y de la prueba que debe superar el realizador. Es una prueba de resistencia en donde debes mantenerte fiel a tu historia y visión a lo largo de mucho tiempo. Creo que cada película tiene su tiempo y su camino. El de mi película tenía que ser un camino largo y sinuoso, justo como el camino que recorren mis personajes. En los momentos más complicados que se presentaron para levantar mi largo, utilizaba la filosofía del camino. Cada “si” de un actor para participar en la película, cada peso que llegaba para completar el presupuesto era una pequeña línea amarilla más que se iba pintando en el camino, y así, después de siete largos años, un día llegué a mi destino y finalmente tuve completa mi primera película. Puedo decir que la metáfora del camino me salvó en esta historia”, cuenta García, quien además siente que como realizador mexicano tiene el privilegio de poder acceder a fondos gubernamentales. “En México, gracias a estos fondos realizamos el año pasado casi 160 largometrajes. En contraste, tenemos el problema de la distribución y exhibición. Las películas que hacemos no están llegando al público como debe ser. Casi la mitad de las películas filmadas en México se quedan en un cajón sin ser exhibidas. Ahí es donde se tiene que trabajar más, para que todo el tiempo, trabajo, energía y recursos invertidos en una película lleguen a un público que cada vez está más abierto a ver cine de México”, concluye.
“Nunca es fácil filmar una primera película, en ninguna parte del mundo, pero creo que eso es parte del reto y de la prueba que debe superar el realizador.”
Quien no tiene la fortuna de poder solicitar fondos estatales es Kiro Russo, director de “Viejo calavera”. El filme, producido entre Socavón cine de Bolivia y el Doha Film Institute de Qatar, nos presenta a Elder Mamani, un hombre que pasa el día bebiendo y metiéndose en problemas. Su padre ha muerto y su tío le consigue trabajo en una mina, pero a Elder no parece importarle nada y su vida transcurre en medio de la oscuridad. “Viejo calavera” viene de ganar premios en los festivales de Locarno, BAFICI, Cartagena y Río de Janeiro, luego de haber atravesado numerosas dificultades durante su realización. “En Bolivia no existe un sistema para generar ni apoyar al cine o la cultura, así que hacer cine aquí siempre es un poco una locura. Logramos hacer esta película gracias al Sindicato de Trabajadores mineros de Huanuni gestión 2015, un préstamo del banco y un par de empresas privadas. La otra principal dificultad fue filmar bajo tierra en las minas del cerro Posokoni. Los equipos no están diseñados para aguantar las condiciones que hay dentro de la tierra y caminábamos largas distancias, siempre guiados por los mineros” explica Kiro Russo. El director opina que actualmente en su país hay mucha gente intentando hacer películas y productos televisivos, aunque el camino es complicado. “El problema es que al no haber educación, apoyo estatal ni leyes, la calidad y la difusión generalmente son muy malas. Hay muchas ganas, pero las multisalas que importan las películas gringas siguen sin pagar impuestos”, concluye Russo.
La directora y guionista chilena Pepa San Martín, nominada por “Rara”, opina al igual que García y Russo que en su país deberían reverse las leyes de exhibición y distribución. “El cine chileno está tomando una voz más política, no es casualidad que los últimos estrenos estén inspirados en hechos reales, el cine se está volcando a retratar los temas que nos interesan como sociedad. Aun somos una industria pequeña y lo más difícil es distribuir la película, en Chile no hay ley de pantalla para el cine nacional” explica San Martín, quien viene del mundo del teatro y ha trabajado en numerosas oportunidades como asistente de dirección. Su primer largometraje sigue a Sara (Julia Lübbert), una niña de 13 años que tiene los problemas propios de su edad y además debe lidiar con los prejuicios y confusiones que genera que su madre se haya enamorado de otra mujer. “Rara” se ha llevado el premio Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián y el Gran Priz de la Generación Kplus en Berlín, entre otros galardones. San Martín explica que el desafío más grande que tuvo a la hora de filmar, además de la búsqueda de fondos, fue encontrar a las niñas protagonistas y lograr que sus familias quisieran comprometerse en un acto político-cultural. La película es una coproducción entre la chilena Manufactura de Películas y la argentina Le tiro cine. “La coproducción con Argentina partió como un requisito de producción por necesidades de financiamiento y terminó siendo un aporte artístico. Trajo a Agustina Muñoz a la película, lo que fue una de las sorpresas mas lindas del proceso”, cuenta San Martín.
La quinta película nominada es la española “Tarde para la ira”, debut en dirección del reconocido actor Raúl Arévalo. El film, producido por La Canica Films y Agosto la película, cuenta la historia de Curro (Luis Callejo), quien sale de prisión por haber participado en un robo a una joyería ocho años atrás. Curro quiere empezar una nueva vida, pero pronto conoce a José (Antonio de la Torre), un hombre que ha perdido mucho durante ese robo y buscará vengarse. El filme viene de arrasar con los premios Goya y de recibir numerosos galardones en distintos festivales.
El sábado 22 de julio en la gala de entrega de los premios Platino, en esta edición en Madrid, se sabrá finalmente cuál de estas cinco películas se alzará con el premio a la mejor ópera prima iberoamericana.
Fuente: http://www.latamcinema.com/