El pasado 20 de noviembre de 2024, se celebró en el Auditorio de la Facultad de Artes de la UASD el foro titulado “La Ley de Cine 108-10: Reflexiones y Desafíos”. Este evento reunió a destacados profesionales del sector, la industria del Cine Dominicano, quienes participaron en tres paneles clave: Aspectos Legales, Los Profesionales y la Industria del Cine, y Academias de Formación y la Ley de Cine.
El foro tuvo como objetivo analizar los logros de la Ley de Cine 108-10, los retos que enfrenta y las oportunidades para su mejora. Este artículo se centra en el primer panel, dedicado a los aspectos legales, liderado por las abogadas Laura Castellanos y Claudia Saviñón, junto con la cineasta Lisbet Barrante.
La Ley de Cine: Ecosistema y pilar del cine dominicano
Laura Castellanos, comunicadora, abogada y pieza clave en la creación de la Ley 108-10, destacó cómo esta normativa se diseñó como un ecosistema integral para fortalecer la industria cinematográfica dominicana.
Según Castellanos, la ley no solo apoya la producción local, sino que también crea las condiciones necesarias para atraer inversiones extranjeras. Esto ha permitido posicionar al Cine Dominicano en el mapa global, compitiendo con países que llevan décadas de ventaja.
“Esta ley no fue concebida de forma individual; es un ecosistema que busca que República Dominicana compense décadas de retraso y pueda colocarse en el mapa global del cine.”
Además, comparó el desarrollo del cine dominicano con otras regiones como México, cuya época de oro del cine ocurrió a mediados del siglo XX. “Un Alfonso Cuarón no surge de la noche a la mañana; detrás de él hay décadas de desarrollo y apoyo continuo a la industria.”
Hoy, gracias a la Ley de Cine 108-10, más de 800 estudiantes han egresado de programas de cine, y el país cuenta con una red de universidades, institutos y talleres que forman a los futuros cineastas.
Desinformación: Un obstáculo para su preservación
Laura Castellanos también señaló que la desinformación en torno a la Ley 108-10 es uno de los mayores desafíos para su preservación. Explicó que muchos sectores —incluidos funcionarios públicos y líderes empresariales— no comprenden los beneficios económicos y culturales de esta normativa.
“¿Cómo vamos a convencer al pueblo y a los funcionarios de que esta ley, que ya ha generado empleo, ingresos y prestigio internacional, merece ser preservada si no logramos comunicar sus frutos hacia afuera?”
Castellanos alertó que la eliminación de los incentivos pondría en riesgo no solo la producción local, sino también la formación de jóvenes que están construyendo sus carreras en esta industria.
Claudia Saviñón: Promoción, un punto clave pendiente
La abogada Claudia Saviñón, especialista en Derecho del Entretenimiento con más de una década de experiencia, abordó una de las grandes oportunidades de mejora de la Ley de Cine: la promoción de las películas dominicanas.
“Hay una gran parte del Cine Dominicano que no se está viendo, que no se está conociendo. Es crucial incluir presupuesto para publicidad, como hacen otros países, para dar más visibilidad a nuestras producciones.”
Saviñón explicó que, a diferencia de otros países donde los proyectos cinematográficos cuentan con partidas para mercadeo, en República Dominicana esta área sigue siendo una gran debilidad. Esto limita el alcance de las producciones locales y reduce su capacidad para competir internacionalmente.
Otras Reflexiones en el Foro: Profesionales y Formación
El segundo panel, titulado “Los Profesionales y la Industria del Cine”, contó con la participación de expertos como Hans García, Iván Reynoso, Félix Manuel Lora y Agustín Cortez. Este bloque exploró el impacto económico del cine, las oportunidades laborales que genera y cómo fortalecer las conexiones entre los distintos actores del sector.
El tercer panel, “Academias de Formación y la Ley de Cine”, reunió a figuras clave como July Melo, Omar de la Cruz y Tony Bacigalupe, quienes destacaron el papel fundamental de la educación en el desarrollo del Cine Dominicano. Se subrayó la importancia de los programas académicos para formar técnicos, guionistas y directores, consolidando una base sólida para el futuro de la industria.
En resumen, los paneles dejaron claro que la Ley de Cine 108-10 no solo ha sido un motor para el desarrollo de la industria cinematográfica, sino también una herramienta que necesita ajustes para adaptarse a las demandas actuales. Desde incluir estrategias de promoción hasta visibilizar los logros de la industria, los desafíos son claros, pero alcanzables.
Los debates de este foro evidenciaron que preservar y mejorar esta ley es esencial para garantizar el futuro del Cine Dominicano, su impacto económico y su rol como embajador cultural en el mundo. Como expresó Laura Castellanos, “un ecosistema como este no se construye de la noche a la mañana, pero con la dirección correcta, puede transformar generaciones.”
Por Marc Mejía