Geraldine Panama

Hija del célebre cineasta y actor Charles Chaplin, a quien el certamen centroamericano también rinde tributo incluyendo su película El circo” (1928), Geraldine se muestra activa, jovial y de muy buen humor, y a sus 70 años viste ropas coloridas y holgadas como una joven, además de reír de buena gana cuando desliza casualmente alguna broma o frase ocurrente.

“A nosotros los europeos no nos queda casi nada, mientras que en América Latina el cine es otra cosa. En general me interesa más lo que está pasando aquí con el cine de los jóvenes, como el de Lisandro Alonso en Argentina. Es un cine que se está quitando los pañales y está creciendo mucho actualmente, porque hay más talento, nuevas formas de contar historias y más invención”, afirmó la actriz.

Chaplin llegó por segunda vez a Panamá para presentar “Dólares de arena”, una coproducción entre República Dominicana, Argentina y México dirigida por Laura Ameila Guzmán e Israel Cárdenas, en la que interpreta a una turista europea que mantiene un difícil romance con una joven prostituta mucho más joven, debido a lo cual surgen inevitables tensiones por asuntos de clase, desigualdad y explotación.

Para ella, la nueva película de los directores de “Cochochi” (2007) y “Jean Gentil” (2010) -dos filmes donde al igual que aquí, el drama se mezclaba con el lirismo- “es una historia de amor entre una vieja y una chica muy joven; entre una europea rica y una dominicana pobre. Es una película bonita porque en ella no se emite ningún juicio acerca de la relación sexual y maternal que existe entre ellas”.

La relación entre ambas está signada por una fuerte contradicción, ya que si bien la turista interpretada por Chaplin “está locamente enamorada” de la joven dominicana, ésta sólo ve en ella un mero instrumento para lograr escapar de su situación precaria y poder viajar a Europa.

En una entrevista con Télam, Chaplin sostuvo que a pesar de que su personaje “sabe que se trata de un amor imposible, hay una cierta ilusión que ella cree que el dinero puede comprar. Es un juego de ilusiones paralelas, porque está la de ella, que cree que una joven así puede amarla, y también la de su amante, que piensa que esa relación la sacará de ese lugar y así podrá viajar a París”.

“Ellas no saben mucho la una de la otra, casi ni se conocen, pero lo que sí saben -aunque la película no lo diga- es que esta relación es algo que no puede funcionar, porque se trata de un amor que se les escurre entre las manos como si fuera arena”, añadió la actriz.

La ex mujer de Carlos Saura, con quien tuvo un hijo y colaboró profesionalmente durante los 60′ y 70′ en películas como “Peppermint Frappé” (1967), “La Madriguera” (1969), “Ana y Los Lobos” (1973) y “Cría Cuervos” (1976), debutó en el cine en 1952, cuando su padre le dio un papel en su película “Candilejas”, luego de haber practicado danzas y de haber participado en actividades circenses.

Chaplin logró relevancia internacional por su participación en “Doctor Zhivago” (1965), de David Lean, y luego trabajó con grandes autores como Richard Lester, en “Los Tres Mosqueteros” (1973), Robert Altman, en “Buffalo Bill” (1976) y “Un día de boda” (1978), Alain Resnais, en “La vida es una novela” (1983), y con Martin Scorsese, en “La edad de la inocencia” (1993).

“Creo que una película no puede cambiar el mundo, pero sí puede cambiar la visión que una persona puede tener del mundo”, aseguró la intérprete, quien cree que las personas que hacen cine en el mundo pertenecen a “una gran familia, en la que todos tenemos la misma pasión y la misma entrega”.

Sin embargo, Chaplin no dudó en criticar al cine que se hace en Hollywood, y si bien reconoció que si le pagan bien aceptaría un papel en alguna de sus películas, aseguró que “la mayoría son productos dirigidos al común denominador más bajo e insultan al público con temas predijeridos. A mi, en cambio, me interesan más las películas que me permiten reflexionar y pensar cuando vuelvo a casa”.

En ese sentido, sostuvo que “está muy bien que el cine latinoamericano tenga cada vez más llegada a los Oscars, pero eso no puede ser lo único a lo que hay que aspirar. Hay que hacer cine por razones más profundas, porque uno siente la necesidad de hacerlo o porque no puede evitar expresar algo íntimo y personal”.

Chaplin, que acaba de filmar “Ostias” con el argentino Diego Musiak, elogió a su compatriota Eugenio Zanetti, quien la dirigió recientemente en “Amapola”, su ópera prima, y dijo que tiene “una pasión ingobernable por él. Lo adoro, haría lo que sea con él. Es grandioso, un director de ópera, un pintor, un viejo sabio”.

Fuente: diariojornada.com.ar

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