Antes de la implementación de una ley que regulara la industria cinematográfica en República Dominicana, este sector carecía de un ente que lo organizara formalmente. La ausencia de un marco legal creaba un ambiente incierto tanto para los cineastas locales como para las producciones extranjeras interesadas en rodar en el país. Esto no solo afectaba el futuro de la industria, sino que también disuadía a productoras internacionales de filmar en suelo dominicano, generando un caos que obstaculizaba el desarrollo de este arte y negocio en la nación.
El 17 de septiembre de 2004 marca un hito en la historia del cine dominicano con la creación de la Dirección Nacional de Cine (DINAC), bajo el decreto 4-01. Este fue el primer organismo oficial encargado de regular y fomentar todas las actividades cinematográficas en el país. Su director fundador, Arturo Rodríguez Fernández, un crítico de cine de renombre, junto a Félix Manuel Lora, también crítico y periodista, asumieron la misión de dar forma a una industria que, hasta entonces, había operado en la informalidad. La DINAC jugó un papel fundamental en la atracción de producciones internacionales como Miami Vice y The Good Shepherd, brindándoles apoyo logístico. Además, impulsó la producción local mediante becas y talleres, y fue crucial en la redacción de la Ley de Incentivo a la Industria Cinematográfica. Sus oficinas, ubicadas en lo que se conocía como “La casita de muñecas”, un pequeño pero encantador local en la plaza del Conservatorio, hoy Parque Iberoamericano, en la intersección de las calles Tiradentes y Bolívar, representaban el inicio de un sueño.
LA PRIMERA SEDE DE LA DGCINEEl 18 de noviembre de 2010, otro gran paso se dio con la promulgación de la Ley 108-10 para el Fomento de la Actividad Cinematográfica en la República Dominicana. Esta legislación no solo reconoció el valor estratégico de la industria del cine, sino que también creó la Dirección General de Cine (DGCINE), un ente descentralizado del Estado, con plena autonomía administrativa, financiera y técnica, adscrito al Ministerio de Cultura. Esta ley representó un antes y un después, estableciendo un marco claro y atractivo para la inversión extranjera y el desarrollo local. Bajo la dirección de Ellis Pérez, la DGCINE se trasladó a una nueva sede, ubicada en la calle Cayetano Rodríguez #154, en Gascue. Esta casa de dos niveles, con un estilo arquitectónico colonial y neoclásico, que contaba con una piscina y un hermoso jardín, se convirtió no solo en un centro administrativo, sino en un símbolo del florecimiento del cine dominicano. Productores y cineastas de todo el mundo siempre que nos visitaban, quedaban encantados con el ambiente inspirador que reflejaba el crecimiento de la industria en el país.
Gracias al esfuerzo constante y a las ventajas naturales que ofrece la República Dominicana como destino de filmación, la industria del cine ha experimentado un notable crecimiento. Este desarrollo no solo se refleja en la cantidad de producciones nacionales e internacionales que el país ha albergado, sino también en la evolución de la propia DGCINE. El rápido aumento de personal y la necesidad de mayor espacio técnico llevaron a una situación donde las oficinas de la DGCINE en Gascue resultaron insuficientes. Algunos departamentos fueron reubicados en anexos dentro del mismo local y en casas aledañas, mientras que otros debieron trasladarse a la Cinemateca Nacional, en la Plaza de la Cultura, generando una dispersión que afectaba la operatividad cotidiana. Incluso, el estacionamiento, que antes era accesible, dejó de estar disponible incluso para los propios empleados.
DGCINE ACTUALPor tal razón, en 2024, la DGCINE se trasladó a la calle Socorro Sánchez #152, también en Gascue. Esta nueva sede, moderna y funcional, ofrece instalaciones adecuadas para recibir a productores y cineastas tanto nacionales como internacionales, demostrando el compromiso del país con una industria cinematográfica robusta y en continuo desarrollo.
El crecimiento de la DGCINE y la industria del cine en la República Dominicana puede compararse con el proceso natural de maduración de un ser vivo. Al principio, la industria era como un niño, naciendo en un espacio limitado y acogedor, pero con el tiempo, ese espacio se quedó pequeño. Al igual que una persona que deja atrás la cuna para construir su propio hogar, la DGCINE ha evolucionado, mudándose a un espacio más grande y adecuado para una industria en plena expansión. Este cambio no solo es físico, sino también simbólico de la transformación de una industria que se ha consolidado y que sigue mirando hacia el futuro con ambición.
Hoy en día, el cine dominicano es un referente en la región, no solo por las magníficas locaciones que ofrece el país, sino también por la solidez de sus instituciones y el talento de sus profesionales. El cine no solo es entretenimiento; es un motor económico que genera empleo, fomenta el turismo y posiciona a un país en el mapa cultural del mundo. La historia de DGCINE y de la industria cinematográfica dominicana refleja cómo, con visión y esfuerzo, se puede construir un sector robusto y prometedor. Lo que alguna vez fue un proyecto sin rumbo claro, ahora se perfila como un pilar de la cultura y la economía del país, listo para brillar en los escenarios internacionales.
Por Marc Mejía para www.cinedominicano.com