El director mexicano Guillermo del Toro se alzó anoche con el León de Oro a la mejor película en la Mostra de Venecia por La forma del agua, magistral fábula de ciencia ficción con mensaje político encubierto. El premio, concedido por un jurado presidido por la actriz Annette Bening, resultó coherente: había sido una de las películas más aclamadas de este festival. “Tengo 52 años, peso 130 kilos y he rodado 10 películas. Pero hay un momento en la vida de todo narrador en que lo pones todo en riesgo para hacer algo diferente”, expresó Del Toro al recoger el premio. La forma del agua es el resultado de esa voluntad.
La forma del agua, que se estrenará en España en enero de 2018, está ambientada en un laboratorio secreto en los primeros sesenta, cuando el ejército estadounidense mantiene cautivo a un monstruo capturado en el Amazonas, una mezcla de hombre y anfibio con quien la protagonista, una mujer de la limpieza muda y solitaria, vivirá una relación pasional. Pese a su larga trayectoria y su incontestable prestigio, este es el primer premio de envergadura en un festival para el cineasta mexicano, que solo tenía en su haber un galardón menor en Cannes por su debut, Cronos. El laberinto del fauno, eso sí, obtuvo tres oscars y el Goya al mejor guion, para el propio Del Toro. El creador es también el primer mexicano que se alza con el León de Oro. “Se lo dedico a cualquier director mexicano o latinoamericano que sueñe con rodar algo en el género fantástico como parábola y esté enfrentado a alguien que le dice que eso no se puede hacer. Sí se puede”, afirmó ayer el director. “Si te mantienes puro y sigues creyendo en lo que sea que crees –en mi caso, los monstruos–, todo irá bien”.
La vencedora del León de Oro describe la alianza entre distintos personajes situados en los márgenes de la estricta cultura oficial durante la posguerra estadounidense: una mujer discapacitada, su compañera de trabajo afroamericana, un vecino homosexual y un espía ruso con agenda oculta, que maniobraran para salvar a ese monstruo. En la película se percibe también un paralelismo indisimulado entre los tiempos de la Guerra Fría y la actualidad en la América de Trump, que Del Toro no negó. “El cine fantástico es un género político. En este momento, nuestra primera acción política debería ser escoger el amor por encima del miedo. Vivimos en tiempos en que el odio y el cinismo son usados de forma penetrante y persuasiva. Nuestra primera misión cuando nos levantamos tiene que ser creer en el amor”, había explicado Del Toro a principios del festival.
El jurado optó por un palmarés justo y equilibrado, en el que aparecieron casi todas las películas más aplaudidas durante los últimos diez días, en una de las ediciones de mejor nivel en los últimos años. Por ejemplo, el Gran premio del Jurado fue para Foxtrot, del director israelí Samuel Maoz. Se trata de un retrato de una familia que encaja con desesperación la noticia de la muerte de su hijo, soldado en el ejército israelí. La película se distingue por su narración fragmentada y sus admirables contornos formales, aunque también resulte algo pretenciosa y enamorada de sí misma.
Mayor sorpresa causó el León de Plata al mejor director para el francés Xavier Legrand por Jusqu’à la garde, que describe la guerra de un matrimonio divorciado con el objetivo de obtener la custodia de su hijo. Legrand, con una larga trayectoria como actor en el teatro público, debuta con este cruce de thriller y cine social, que afronta con valentía el espinoso problema de la violencia de género y sus consecuencias en el seno de la familia. Legrand, que recogió su premio muy emocionado, sale de Venecia catapultado: también se llevó el premio Luigi de Laurentiis a la mejor ópera prima.
El premio al mejor guion fue para Martin McDonagh por Tres anuncios en las afueras de Ebbing, Missuri, otro de los títulos más aplaudidos en el certamen. McDonagh, que despuntó como dramaturgo en los noventa con celebradas obras irlandesas como La reina de belleza de Leenane, apuesta ahora por reinventar el género del western, colocando en el centro de su relato a un forajido distinto a los habituales: una madre que aspira a vengar a su hija violada y asesinada, interpretada con fulgor por Frances McDormand.
Los premios de interpretación fueron para dos veteranos de la actuación. La Copa Volpi a la mejor actriz fue para Charlotte Rampling, protagonista absoluta de Hannah, profundo retrato de la esposa de un hombre que ha cometido una infracción imperdonable. El premio vuelve a coronar a una de las mejores actrices del continente, aunque su interpretación tenga cierto regusto a déjà vu: ya realizó interpretaciones parecidas en Bajo la arena o la reciente 45 años. El mejor actor fue el palestino Kamel El Basha, por la francolibanesa L’insulte, su primera película tras muchos años trabajando en el teatro. Por su parte, el actor Charlie Plummer, de 18 años, se llevó el premio Mastroianni al mejor intérprete emergente por su papel de adolescente huérfano en Lean On Pete.
LOS GANADORES
León de Oro: La forma del agua,de Guillermo del Toro.
Gran Premio del Jurado: Foxtrot, de Samuel Maoz.
León de Plata al mejor director: Xavier Legrand, por Jusqu’à la garde.
Copa Volpi a la mejor actriz: Charlotte Rampling, por Hannah.
Copa Volpi al mejor actor: Kamel El Basha, por El insulto.
Mejor guion: Martin McDonagh, por Tres anuncios en las afueras de Ebbing, Misuri.
Premio especial del Jurado: Sweet Country, de Warwick Thornton.
Premio Mastroianni al intérprete revelación: Charlie Plummer, por Lean on Pete.P
remio a la mejor ópera prima: Jusqu’à la garde.
FUENTE: https://elpais.com