Randy, el protagonista de la premiada película The Wrestler de Darren Aronofsky, era un veterano luchador que tras dejar el wrestling se sentía vacío. Esos mismos motivos podrían extrapolarse al actor que interpretaba aquella historia, Mickey Rourke, que con 62 años volverá a enfundarse los guantes en el boxeo profesional. Lo hará hoy en Moscú, donde se le suele ver mucho últimamente, durante la velada en la que el ídolo local Provodnikov se medirá al mexicano Castillo.
“El boxeo es una parte muy importante en mi vida, me enseñó respeto, determinación…”, comentó Rourke durante la presentación de la pelea mientras exhibía su físico, en mucha mejor forma de lo que se esperaba. Se ha preparado a conciencia con entrenadores de la talla de Freddie Roach (técnico de Pacquaio) y ha perdido 15 kilos para subirse al ring 20 años después de su último combate. Enfrente tendrá al norteamericano Elliot Seymour, 33 años más joven, de pobre palmarés (una victoria y nueve derrotas). Muchas son las dudas sobre si se verá un combate real o un show al estilo Hollywood.
Por eso es inevitable recordar que Mickey Rourke, hace 22 años en Oviedo y aún con un rostro de galán apuesto, hizo en España uno de los ocho combates profesionales que acumula hasta la fecha (con seis victorias y dos nulos). Y la hemeroteca no le deja en buen lugar. “Tongo, caradura o golpe al boxeo” son algunos de los términos que utilizó entonces el cronista de AS, Vicente Carreño, para contar aquel esperpento en el que venció, entre abucheos, a un tal Jesmer. Silbidos que se tornaron en aplausos cuando un joven Castillejo ganó a continuación el título latino en los primeros pasos de su exitosa carrera.
Precedente que no da muchas esperanzas de espectáculo, más allá de ver el esfuerzo de una persona de 62 años que quiere volver a sentirse boxeador y hacer suyas aquellas palabras de Randy: “No oigo como antes, olvido cosas y no soy tan guapo pero, maldita sea, aquí sigo y seguiré luchando”.
Fuente: as.com