Aliberto Meléndez, fundador de la Cinemateca Nacional, y un experimentado individuo en los quehaceres audiovisuales, realiza en 1988 su ópera prima, Un pasaje de ida, un producto que se ha constituido en una intención fílmica de apuestas y remedios dentro de lo que significa realizar un cine dominicano.
Basada en la amarga realidad de los viajes ilegales, la cinta toma un hecho real acontecido en 1980 cuando varios dominicanos fallecieron asfixiados dentro de un contenedor del barco Regina Express. Agliberto proporciona un dramático pasaje con la absoluta garantía de tomar el control de una historia fuerte y humana.
A pesar de las deficiencias técnicas, el trabajo de la cámara realizado por Peyi Guzmán focaliza un estilo neorrealista para dotar a la imagen de esa veracidad y significancia en el lenguaje fílmico dentro del cine dominicano.
Articulo tomado de la web de @DgCine