Por Marc Mejía
En la República Dominicana, el cine ha dejado de ser solo una manifestación cultural para convertirse en una industria económica sólida que genera empleo, fomenta la inversión, tributa al fisco y proyecta la identidad nacional. Aunque los niveles de producción aún no alcanzan el dinamismo prepandemia, los datos recientes del Índice de Precios del Productor (IPP) y del CIPAC confirman que el sector avanza hacia una etapa de consolidación estratégica, sostenida por estabilidad de costos, articulación institucional y una base legal favorable.

Producción e impacto económico: datos del CIPAC 2025
El Consejo Intersectorial para la Promoción de la Actividad Cinematográfica (CIPAC) validó, entre enero y abril de 2025, un total de:
- 30 nuevos proyectos cinematográficos
- 69 validaciones en total
- RD$1,672 millones en inversión aprobada
Además, se generaron 1,550 empleos directos y se registró un uso significativo de servicios conexos:
- 6,160 noches de hotel
- RD$83 millones en transporte
- RD$81 millones en alimentos y bebidas
Desde el punto de vista fiscal, la industria del cine aportó:
- RD$153 millones en ITBIS
- RD$54 millones en ISR retenido
Estas cifras evidencian que el cine dominicano no es solo una expresión creativa, sino también una actividad productiva que activa la economía multisectorialmente.
IPP 2024: precios estables y condiciones favorables para la producción
El Informe Anual del IPP 2024 de la Oficina Nacional de Estadística (ONE) ofrece un dato clave para el análisis económico del sector:
La actividad de “producción de películas, programas de televisión, grabación de sonido y edición musical” registró una variación acumulada del 1.68% durante el año.
Este comportamiento sitúa al sector entre los más estables en términos de precios, especialmente si se compara con otras ramas culturales y de servicios que enfrentaron descensos:
Actividad | Variación acumulada IPP 2024 |
Producción audiovisual | +1.68% |
Programación y transmisión | -2.96% |
Actividades deportivas y recreativas | -2.98% |
Actividades creativas y de entretenimiento | +0.29% |
Interpretación: Un entorno de precios estables permite que productores nacionales y extranjeros puedan planificar mejor sus presupuestos, acceder a financiamiento y garantizar rentabilidad, lo que resulta esencial para la sostenibilidad del sector.
No solo cantidad: productividad con impacto estructural
Aunque algunas cifras indican que el número de producciones nacionales no ha retomado aún los niveles de 2018 (cuando se filmaron 42 películas), el foco ya no debe estar solo en la cantidad, sino en el valor estructural de la industria.
La estabilidad de precios, el impacto económico directo, la articulación institucional y el flujo de inversión posicionan al cine como una industria con efectos multiplicadores sobre:
- El sector hotelero y turístico
- El transporte y la logística
- El comercio y los servicios locales
- La recaudación tributaria
- La proyección internacional del país
Pilar normativo: la Ley 108-10 y su efecto multiplicador
El marco legal vigente, encabezado por la Ley 108-10, sigue siendo el eje de crecimiento del sector. Esta legislación:
- Garantiza incentivos fiscales para inversionistas nacionales y extranjeros
- Facilita el Permiso Único de Rodaje (PUR)
- Promueve la formación técnica y artística
- Articula a instituciones clave como DGCINE, ONDA, ONE y SIRECINE
Este ecosistema legal ha sido fundamental para hacer del país un destino atractivo para rodajes internacionales y para profesionalizar la industria local.
Producción nacional vs. atracción internacional: una balanza en transición
Los datos sugieren que, aunque el número de películas locales puede haber disminuido levemente, la atracción de producciones extranjeras se ha mantenido o incluso crecido, muchas de ellas beneficiándose del PUR sin acogerse necesariamente a los incentivos fiscales.
Este fenómeno plantea un nuevo modelo dual para la industria dominicana:
- Producción nacional con identidad local
- Rodajes internacionales con derrame económico interno
Ambos requieren apoyo, pero con estrategias diferenciadas que aseguren sostenibilidad para los creadores dominicanos y competitividad global para el país como destino fílmico.
El contexto macroeconómico de 2024 favoreció al cine:
- Crecimiento del PIB: 5.0%
- Inflación interanual: 3.35%
- Reducción de tasas de interés y estabilidad monetaria
Estos factores, sumados al uso del IPP como herramienta de monitoreo económico, han generado condiciones ideales para que el cine continúe su avance como industria.
El cine dominicano ya no es emergente, sino estructural. Su fortalecimiento no es una opción estética o cultural, sino una estrategia económica inteligente para el desarrollo nacional.
El cine dominicano no solo cuenta historias: es parte de la historia económica contemporánea del país. 2024 y 2025 marcan una etapa de madurez institucional y estabilidad económica para el sector, pero el salto de calidad dependerá de políticas visionarias, alianzas productivas y del compromiso colectivo con una industria que ya demostró que puede generar valor, identidad y futuro.